El glucósido de Momordica de Grosvenor es un polvo blanco o amarillo pálido que constituye un edulcorante funcional natural extraído del fruto del monje. El mogrósido se utiliza ampliamente en las industrias farmacéutica y de alimentos ecológicos por su dulzor, que es aproximadamente el 45% de la sacarosa. Este glucósido se utiliza cada vez más en alimentos y bebidas porque, además de aportar dulzor, tiene pocas calorías, lo que lo convierte en una opción ideal para diabéticos y personas preocupadas por el control del peso. El glucósido de momordica Grosvenor es un azúcar no reductor, y sus propiedades químicas le confieren una serie de funciones únicas. La estabilidad ácido-térmica del glucósido de momordica Grosvenor le permite permanecer estable a altas temperaturas y en ambientes ácidos, lo que es especialmente importante para muchos alimentos procesados. Su capacidad anti-retrogradación del almidón ayuda a prolongar la vida útil de los alimentos, permitiendo que productos horneados como el pan y las galletas mantengan un buen sabor y textura.

Además, el glucósido de Momordica Grosvenor puede evitar la desnaturalización de las proteínas, lo que resulta muy útil para mantener la textura y el sabor de los alimentos. Sus propiedades de baja higroscopicidad y baja coloración lo convierten en una excelente elección para el procesado de alimentos, ya que evita que éstos se humedezcan o decoloren, manteniendo así su aspecto y calidad. Como mejorador del sabor, el glucósido de momordica Grosvenor puede mejorar la textura y el sabor de los alimentos, haciéndolos más adecuados para las necesidades del consumidor. Al mismo tiempo, sus propiedades de conservación de la frescura hacen que la trehalosa se utilice ampliamente en una gran variedad de alimentos y bebidas, como la conservación de frutas y verduras, helados, pasteles sin aceite, galletas, jamón, corteza de arroz, comida rápida, azúcar nutricional, comida sana, productos cárnicos, caramelos, chicles y chocolate.